Las clasificaciones internacionales (CIE y DSM) no han tenido en cuenta estos trastornos que en su versión más severa pueden llegar a afectar nada menos que a un 8,6 % de la población (ver comunicación adjunta Sirvent, Moral, Blanco y Palacios).

Respecto a la naturaleza de estos fenómenos, estimo que pueden pertenecer a tresniveles vinculares: neurótico, caracteropático e incluso psicótico (ver más adelante).

 Para nuestra sorpresa, los D.R. suelen ignorar el problema o tener una vaga o errónea conciencia del mismo, atribuyéndolos a causas exógenas o centrándose en el síntoma emergente (por ejemplo depresión secundaria a frustración amorosa). El técnico, a su vez, puede desconocer (a raiz adictiva del trastorno y focaliza su atención bien en la reacción del sujeto (depresión), bien en la frustración sentimental (estado de) y no en el núcleo adictivo del sujeto (rasgo) que propiciará sucesivos conflictos o evolucionará hacia —por ejemplo— un trastorno obsesivo. Nos referimos siempre al caso de una D.R. filiada como tal.