¿Cuál es el origen del cannabis?

El cannabis sativa es una especie herbácea originaria de la cordillera del Himalaya. Dentro del cannabis hay variedades más psicoactivas que otras, llamándose cáñamo a aquellas con bajo contenido en THC (tetrahidrocannabidiol), que es el componente psicoactivo del cannabis. El cannabidiol (CBD), otro componente del cannabis, bloquea el efecto del THC en el sistema nervioso.

Además, también existe un THC sintético, el dronabinol, siendo sus efectos farmacológicos diferentes del cannabis natural.

Usos de la planta del cannabis

Esta planta se ha cultivado desde la prehistoria para diferentes usos; producción de fibra textil para elaboración de prendas, plástico, cuerdas o papel; como planta medicinal, extracción de aceite de sus semillas para utilizar como combustible y alimento animal, y como psicotrópico. El CBD se emplea en cremas y otros productos cosméticos.

El cannabis medicinal se ha usado para combatir la inapetencia, náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia. También para tratar el dolor y los espasmos musculares en pacientes con SIDA. Existe preocupación dentro de la comunidad científica respecto a la utilización de esta sustancia debido a evidencias en cuanto a problemas cognitivos y de pérdida de memoria, así como riesgo de dependencia.

Preparaciones del cannabis

  • Las flores y hojas enteras, desecadas, son la forma en que más se consume; siendo generalmente inhalado en forma de cigarro o, comúnmente llamado, porro o canuto.
  • El quife es un polvo obtenido a través de la tamización de las hojas y flores que se consume en repostería.
  • El hachís es la resina concentrada producida a partir de las flores. Suele ser más potente que la propia marihuana.

¿Sabías qué el cannabis puede adulterarse? Así como lo lees, puede mezclarse con tiza, partículas de vidrio (para aparentar mayor calidad), plomo (muy tóxico) o incluso Sildenafilo (el principio activo de la Viagra. Sí, leíste bien).

Riesgos del consumo medicinal de la marihuana

El consumo de marihuana medicinal puede ocasionar taquicardia, arritmias, mareos, somnolencia, desorientación, euforia, pérdida de memoria a corto plazo, dificultad de concentración, confusión o adicción.

En consumidores crónicos de cannabis puede desarrollarse el síndrome de hiperémesis crónica; episodios cíclicos de vómitos a los que acompañan baños con agua caliente compulsivos. Este síndrome solo se cura con la abstinencia.

Efectos de la marihuana o el hachís

Cuando la marihuana o hachís son fumados, se libera el THC, el cual es absorbido por los pulmones y pasa al torrente sanguíneo, siendo transportada por todo el cuerpo hasta el cerebro. En este momento se siente euforia y relajación, pudiendo ir acompañadas de una mayor percepción sensorial, risa incontrolada, alteración de la percepción temporal y aumento del apetito.

Si la marihuana es consumida en bebidas o comida, sus efectos suelen aparecer alrededor de 30 minutos después de la ingesta.

El consumo de cannabis, en cualquiera de sus formas, puede producir una bajada de la presión arterial (hipotensión), así como de la temperatura corporal (hipotermia) y aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia).

Además, puede dificultar la memorización, produciendo un lenguaje monótono y pudiendo llegar a producir episodios de psicosis aguda y síndrome amotivacional (no tener ganas de hacer nada). También, en personas jóvenes puede causar episodios de agresividad.

En 2014, un equipo de investigación del CSIC descubrió cómo el consumo de cannabis puede producir alteraciones en el sistema nervioso. Estos son comparables a la psicosis, pudiendo desarrollar esquizofrenia en personas con predisposición genética, especialmente entre los más jóvenes, ya que su sistema nervioso se encuentra en fase de maduración.