CORRESPONDENCIA: “CÓMO CONVERTIRSE EN UN/A TERAPEUTA PERFECTO /A QUE SIEMPRE ACIERTE, NUNCA TENGA DUDAS Y CURE A TODOS/AS SUS PACIENTES (Y ADEMÁS GANE MUCHO DINERO)”.

El siguiente texto transcribe la consulta vía email de una alumna del grado de psicología durante su prácticum en la Fundación Instituto Spiral a Leandro Palacios, psicólogo clínico de la entidad, respecto a ciertos aspectos técnicos de las intervenciones psicoterapéuticas. Tanto las preguntas como las respuestas fueron reenviadas al resto del alumnado de su grupo de prácticas.

PREGUNTA: ¿Hay comentarios que pueden ser inoportunos para el momento el que se encuentra la persona de su crecimiento personal?

RESPUESTA: Por supuesto. Aunque en esta cuestión sí tiene mucha importancia el conocimiento de que dispongamos del paciente del que se trate. Como siempre hemos hablado, una de las claves para no meter demasiado la pata (se le conozca o no) es utilizar un lenguaje que la persona entienda. Que aluda a su mundo de experiencias personales (poniéndole algún ejemplo de lo que se trata de transmitir y, mejor, si dicho ejemplo conecta con alguna conducta observada en el paciente).

En cuanto a los contenidos, tenemos que juzgar si la persona se encuentra lo suficientemente sólida para confrontarla con ciertas cuestiones (una escena traumática o un aspecto ciego de sí misma). Cuando digo sólida, no digo que no le afecte pues, si esperamos a que dicha persona esté lo suficientemente “fuerte” como para que pueda recibir nuestras devoluciones sin alterarse, no avanzaríamos nunca.

Otra estrategia es plantear la intervención como algo que el paciente necesitará abordar en un momento futuro de su proceso. No en el aquí y ahora (el duelo por una pérdida, por ejemplo) para no generarle ansiedad de más. Y, obviamente, recordarle que no estará solo en ese trance sino que nos tendrá a su lado.

PREGUNTA: ¿Cómo nos damos cuenta de que nuestra intervención ha calado en la persona?

RESPUESTA: Además de la observación de su lenguaje no verbal, preguntándole directamente cómo le ha caído/sentado/afectado, etc. lo que le acabamos de decir. Lo podemos hacer tras nuestra intervención o en una sesión posterior (o ambas modalidades). Si fuera en grupo, podemos preguntar al resto de miembros cómo creen que le ha caído/sentado/afectado al sujeto en cuestión nuestra intervención. Pero evitando que sea un juicio sumarísimo sobre el mundo emocional del mismo.

PREGUNTA: ¿Cómo prevenir que la intervención deje completamente sorprendido al paciente?

RESPUESTA: Teniendo en cuenta lo anterior pero contando, además, que nunca vamos a poder evitar completamente este “factor sorpresa” y que esta reacción es precisamente el objetivo de muchas intervenciones terapéuticas; no tanto para desequilibrar al paciente sino para “cogerle con las barreras defensivas” bajadas.

Espero aportar algo de luz a vuestras dudas aunque prometo responderlas todas y cada una en mi próximo libro, titulado “Cómo convertirse en un/a terapeuta perfecto /a que siempre acierte, nunca tenga dudas y cure a todos/as sus pacientes (y además gane mucho dinero)”.

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Forma parte de la red de profesionales de la Fundación Instituto Spiral