Las personas de la tercera edad también sufren adicciones. Esto puede parecer algo obvio, pero, siendo así, resulta llamativa la escasez de datos disponibles acerca de las conductas adictivas en este sector de la población que, lejos de ser una minoría, se espera que llegue a constituir más de un cuarto de la población europea en 2028 (Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, 2008).

De esta forma, cabe esperar que a medida que la población general envejezca, aumenten las demandas de tratamiento por parte de personas de esta franja de edad y, por ello, la necesidad de disponer de tratamientos adaptados a este grupo no sea solo una cuestión ética, sino además una necesidad asistencial.

Partiendo de este punto, ¿qué se sabe hoy en día de las adicciones en la tercera edad?

A lo largo del 2019 y del 2020 se ha realizado en España el primer Estudio Sobre Alcohol, Drogas y otras Adicciones en Mayores de 64 años (ESDAM) como parte del Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD). Pese a que habrá que esperar a la publicación del informe definitivo para conocer los datos en detalle, en el avance ya disponible se aprecian diferencias en los patrones de consumo con respecto a la población general; observándose un mayor consumo de alcohol diario, más consumo de vino y menos consumos intensivos de esta sustancia (mucha ingesta en poco tiempo).

En esta población, el consumo de sustancias ilegales es muy infrecuente (solo se registra el cannabis, con una prevalencia en el último año del 0,5%) y, al igual que en la población general, el consumo es significativamente mayor en hombres que en mujeres, excepto en el caso de los hipnosedantes.

Por último, destaca que en la población mayor de 64 años el juego con dinero sea cinco puntos porcentuales más prevalente que en la población general. Un 68,3% de las personas mayores han jugado dinero de manera presencial en el último año (72,6% hombres y 65,1% mujeres). Se estima que el 1,3% de la población mayor de 64 años presenta un posible trastorno por juego o juego problemático (PNSD, 2020).

Estos datos ayudan a arrojar luz acerca de las características de los problemas adictivos en una población que supone muchos retos.

Por un lado, el cálculo de la prevalencia es difícil porque es un segmento de la población que tiende a informar con menos frecuencia de estas problemáticas de abuso de sustancias . Por otro lado, el personal sanitario tiende a infradiagnosticar la adicción en personas mayores, al atribuir el malestar que causan a otras razones (Wu y Blazer, 2014). Esto en gran parte de debe a que los signos y síntomas del abuso pueden ser diferentes a los de la población más joven; a que la presencia de enfermedades comórbidas como el deterioro cognitivo dificultan el diagnóstico (Sieso et al, 2014).

Otro factor relevante y distintivo de esta población, es que las personas mayores son consumidoras frecuentes de medicamentos. De hecho, las personas mayores de 65 años consumen casi un tercio de todos los medicamentos que se recetan, entre ellos benzodiazepinas y analgésicos opiáceos (OEDT, 2008). Es decir, no solo consumen una gran cantidad de medicamentos; sino que con frecuencia estos fármacos tienen un alto potencial de abuso (se estima que como mínimo uno de cada cuatro adultos mayores consume fármacos con potencial adictivo) (Siesco et al, 2014).

A esto se suman las posibles interacciones entre sustancias (fundamentalmente alcohol, al ser con diferencia la sustancia más prevalente en esta población) y la mayor vulnerabilidad del cerebro al efecto tóxico de estas sustancias debido a cambios fisiológicos y metabólicos asociados al envejecimiento (OEDT, 2008; Siesco et al, 2014).

El abuso de alcohol, benzodiacepinas y el consumo de drogas en personas mayores puede incluso agravar problemas médicos asociados al envejecimiento. Conlleva riesgos como una mayor probabilidad de sufrir caídas, fracturas, disminución de la movilidad y déficit cognitivo (OEDT, 2008).

Llegados a este punto, ¿cómo actuar?. En primer lugar, previniendo. El proceso de envejecimiento se asocia a problemas sociales, psicológicos y de salud que son factores de riesgo para el abuso de sustancias. A su vez, pueden verse agravados por el mismo (OEDT, 2008). Por ejemplo, el vivir solo/a, el aislamiento social, las dificultades económicas y la pérdida de un ser querido; o problemas médicos como el deterioro cognitivo, la demencia y el dolor crónico, aumentan la probabilidad de sufrir un trastorno por abuso de sustancias.

Así mismo, son factores de riesgo el tener una historia previa de abuso de sustancias; de trastornos psicológicos y el estar en tratamiento con fármacos psicoactivos (Siesco et al, 2014). Intervenir reduciendo estos factores de riesgo e incrementando factores de protección es clave para reducir la incidencia.

Si el problema ya se ha producido, se debe proporcionar a la persona un tratamiento adaptado a sus necesidades específicas; (por ejemplo, prestando especial atención a las enfermedades comórbidas que presente la persona). Pese a que aún se desconocen muchos de los aspectos terapéuticos relacionados con el tratamiento por abuso de sustancias en esta población, cuando inician un tratamiento adecuado, los pacientes de más edad consiguen resultados similares o mejores que los adultos más jóvenes (OEDT, 2008).

En resumen, las adicciones en la tercera edad siguen siendo una problemática invisibilizada.

La iniciativa del PNSD de elaborar una encuesta específica para esta población es señal de que se empiezan a realizar esfuerzos para cubrir esta necesidad.

Paralelamente, es imprescindible concienciar tanto a la población de personas mayores como a la población general y a los sanitarios. Esto para, por un lado, realizar un buen diagnóstico y proporcionar recursos de ayuda a quienes lo necesiten; por otro, fomentar medidas comunitarias y sanitarias que disminuyan todo lo posible la probabilidad de aparición de estas problemáticas.

Autora: Laura Cachón Alonso

“Referencias”

Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) (2008). Substance use among older adults: a neglected problem. Recuperado de http://www.emcdda.europa.eu/html.cfm/index50563EN.html

Plan Nacional Sobre Drogas (2020). Encuesta sobre Alcohol, Drogas y otras Adicciones en España (EDADES). Recuperado de https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/EDADES_2019-2020_resumenweb.pdf

Sieso, A.I., López, R., Marcén, Y. (2014). Adicciones y envejecimiento: perfil de pacientes mayores atendidos en una Unidad de Atención de Adicciones. En J.J. Gázquez, M.C. Pérez, M.M. Molero, I. Mercader y F. Soler (Comps.). Investigación en salud y envejecimiento (I) (pp. 31-35).

Wu, L.T. y Blazer, D.G. (2014). Substance use disorders and psychiatric comorbidity in mid and later life: a review. International Journal of Epidemiology, 43(2), 304-17

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