Me quitaron un coágulo intracerebral después del accidente de tráfico: Permanecí mucho tiempo en coma y al despertar, además de una placa en el hueso temporal, tenía dos síntomas que me atormentaban: un insufrible dolor de cabeza y la sensación de estar flotando de no recordar cosas. Tenía muchas dificultades para expresarme tanto verbalmente como por escrito No sabía hablar ni relacionarme con los demás y me dijeron que tenía deterioro cognitivo con pérdida de memoria y falta de concentración. Por si fuera poco, al cabo de dos años me diagnosticaron un trastorno afectivo emocional severo, lo que dicho de otra manera era una depresión inmensa. ¿Cómo no iba a tener depresión con los dolores de cabeza y el deterioro cognitivo? Me veía sin capacidades de comunicación y sin memoria, hundido en una desesperación galopante.
Afortunadamente los dolores de cabeza mejoraron, no así los demás síntomas. Decidí ingresar en Vañes, donde me trataron como si no tuviera nada, ni depresión, ni problemas de memoria, ni incapacidad para hablar. Con suavidad pero con firmeza me incitaban a relacionarme, a aprender habilidades. Siempre encontraba ayuda en el equipo y compañeros, ni una mala actitud. ¡Qué paciencia gastaron conmigo!
El tratamiento psiquiátrico me funcionó rápidamente. Me dieron unos antidepresivos que al principio me secaban un poco la boca, pero se soportaba, sobre todo porque veía resultados: dormía como un bendito, recuperé la esperanza y el optimismo y las ganas de relacionarme. Pasé de estar solo y ensimismado a ser uno de los residentes más sociables. En cuanto me recuperé me pasaron a otra etapa en centro de día. Cada vez mejor hasta que decidieron que pasara a régimen ambulatorio, acudiendo a terapias individuales y grupales una temporada más hasta que me dieron el alta. Ahora tengo novia, nos vamos a casar y he recuperado por completo la ilusión de vivir………….¡Ah! Llevo 4 meses sin tomar medicación alguna, ni siquiera para el dolor de cabeza, y me encuentro como no recordaba en la vida. He renacido y me siento feliz. Gracias por vuestra ayuda, habéis sido mi tabla de salvación y habéis reconstruido una persona de la nada, de verdad, (por favor, no me quiteis este párrafo del escrito porque lo digo de corazón)