I symposium sobre adicción en la mujer

TITLE: I National symposium on addiction in women

Edita: Instituto de la Mujer (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales)

Diseño de portada: Carlos Sendín & Asociados

NIPO: 207-01-102-5

Depósito legal: M-12.051-2002

Imprime: Gráficas Arias Montano, S.A.

Hace unos años resultaba tan obvio que la asistencia en el campo de las adicciones era “cosa de hombres” que nadie se percataba ni tenía reparo alguno, más allá de cuestiones lingüísticas y de formas literarias, en usar el masculino para referirse a la generalidad de la población atendida. Se hablaba de los adictos sin darse cuenta de que el modelo tanto epistemológico como terapéutico que subyacía tras dichas afirmaciones sufría graves sesgos creados por la propia realidad asistencial, es decir, por el abrumador predominio de pacientes varones en recursos asistenciales tanto ambulatorios como residenciales. No es de extrañar entonces que las mujeres adictas fueran tratadas como casos atípicos no sólo por su escasa presencia sino porque ellas mismas evitaban acudir a servicios de atención profesional salvo en contadas ocasiones. Una vez en éstos, con aplicárseles los mismos considerandos que a los hombres era suficiente.
O eso es lo que se creía, pues la incorporación de la mujer en todos los órdenes que la sociedad ha experimentado en los últimos años ha supuesto que en el campo de las adicciones – y en concreto de las demandas terapéuticas – las adicciones femeninas hayan dejado de ser circunstancias excepcionales y se hayan convertido primero en curiosidad y luego en foco de atención y preocupación para los profesionales que intervienen en este campo. De hecho, el número de mujeres alcohólicas ha crecido espectacularmente pasando de una proporción de casi 5 varones por cada mujer en los años 70 a solo 3 varones por cada mujer en la actualidad. Y la cosa no queda ahí. La demanda de tratamiento de la mujer alcohólica es muy superior a la del hombre, de manera que por cada dos varones hay una mujer en tratamiento. En nuestro caso, incluso llegamos a igualar la cifra de varones y mujeres en tratamiento, lo que implica, por un lado, que la mujer alcohólica tiene menos reparos que el hombre a la hora de demandar ayuda terapéutica y, por otro, que la cualidad de la misma está cambiando. Las anteriormente escasas mujeres de los grupos de alcoholismo forman un núcleo fuerte que confiere un carácter especial al grupo pues se habla más fluidamente de afectos y emociones, se tiende menos a la temida inercia hacia la “charla de café”, se afina más en la profundización de un sentimiento, etc.