Yo era consciente de que tenía una adicción a estimulantes además de una dependencia emocional. Ambas me hacían sufrir y decidí firmemente poner remedio. Pese a mi aparente firmeza iba con miedo y con prejuicios por esa imagen tan cutre que nos muestra la tele sobre las terapias (sobre todo de grupo).

Enseguida te das cuenta de que nada tiene que ver y que los adictos no somos seres despreciables, ya que nos vemos rodeados por gente inteligente, educada, maja y curiosamente muy trabajadora y valiosa; que a pesar de sus problemas adictivos son muy competentes en su área de actividad. O sea, gente que debe ser fuerte para tirar con todo a la vez. Además, sí escuchamos, aprendemos un montón porque todo el mundo aporta detalles o nuevas perspectivas no sólo de las adicciones sino de la vida y de las relaciones.

Creo que, o por lo menos para mí, lo más importante es ir perdiendo el miedo a todo poco a poco y recuperar mi persona que estaba en manos ajenas y muy mal cuidada, por cierto. La otra es la estima personal que viene poco a poco a partir de la recuperación de uno mismo y esto a su vez nos libera un poco más del miedo a mirarnos y enfrentarnos a los problemas que surjan.

Después creo que la honestidad que el miedo nos robó es muy importante para poder vivir tranquilamente con nosotros mismos y para que podamos ver realmente dónde está ese problema. Esto es un problema a arreglar pero nada más, no es invencible y lo peor es que cada uno de nosotros es nuestro mejor amigo y  nuestro peor enemigo. Todo es cuestión de perspectiva, no es cáncer, tiene solución. Me gustaría que esto fuese útil para alguien. A mí me ha gustado mucho y he aprendido lo indecible.

 

<— volver