García Gilbert, Rocío*; Rivas, Cruz*; Alonso, Begoña*; Sirvent, Carlos**; Moral, María Villa***.

* Psicólogas y psicopedagoga de la Comunidad Terapéutica Femenina de Oviedo. Fundación Instituto Spiral

** Psiquiatra. Fundación Instituto Spiral. Madrid

*** Profesora Psicología Social. Universidad de Oviedo

 

INTRODUCCIÓN Y CONCEPTO DE BIDEPENDENCIA

En la clínica de las adicciones han sido frecuentes los casos de pacientes que presentan un tipo de relación afectivo-dependiente y patológica concomitante a la meramente adictiva cuyas características distan del resto de población no adicta. De la misma manera, hemos constatado con asiduidad cómo en dispositivos asistenciales mixtos (hombres y mujeres) que presentan  una adicción se incrementa el riesgo de que se involucren en relaciones interpersonales tanto sexuales como afectivas que interrumpen el curso natural del tratamiento.

 

El concepto de bidependencia surge con el objetivo de conferir un cuerpo teórico-práctico a un trastorno tanto desconocido como erróneamente filiado en el ámbito de las adicciones. La primera definición publicada decía así (C. Sirvent, 1994): “La bidependencia o doble dependencia, es el conjunto de actitudes, comportamientos y afectos denotativos de que, al margen de la especificada adicción (o adicciones tipificadas como tal), existe una dependencia de personas o situaciones de carácter sociopático que condiciona relevantemente el  quehacer del  afectado y probablemente de la persona o personas involucradas. El sujeto bidependiente adquiere un hábito pasivizante y se instala en una deliberada falta de autonomía, salvo en lo referido a mantener su adicción (buscar recursos, comprar la droga…). En lo demás prefiere no tomar decisiones, optando por asumir un menoscabo de su autonomía que puede llegar a ser invalidante”.

En síntesis, el bidependiente suele mantener relaciones inestables e intensas, con la capacidad de decisión disminuida y la adopción de una actitud pasiva. También presenta autodestructividad y búsqueda de hiperestimulación con baja tolerancia a la frustración y al aburrimiento y autoestima lábil que oscila desde el narcisismo a la infravaloración, como principales rasgos del perfil diferencial. Quizá la peor complicación de la bidependencia es la tendencia a persistir incluso curada la adicción, siendo el principal elemento de recaída de mujeres adictas con parejas también adictas.

 

TRATAMIENTO DE LA BIDEPENDENCIA

La bidependencia es una patología casi exclusiva de la mujer adicta y la principal complicación de la misma, tanto para su devenir biográfico, como para obstaculizar acusadamente el tratamiento. De añadidura, la bidependencia persiste aunque esté curada la adicción, de manera que los conflictos y problemas derivados de la misma pueden ser de tal entidad que representan la primera causa de recaída en la mujer adicta.  En el caso de la mujer adicta que vive por y para su compañero, el hecho de poder llegar a actuar y reaccionar en función de sus verdaderas necesidades pasaría por la recuperación de la autonomía, abocando hacia una redefinición de su identidad independiente y autodirigida, lo que en absoluto es fácil, entre otras cuestiones porque lo anterior supone la mayor parte de las veces una larga intervención sobre algo que forma parte del esqueleto caracterial de la mujer adicta (y también del adicto). Estas y otras limitaciones, se hacen más visibles a través de las historias de vida que narran sus propias protagonistas, y que permiten argumentar porqué es necesaria una intervención exhaustiva y metódica en el tratamiento de la bidependencia que permita la recuperación integral del paciente, pues no hemos de olvidar que nos encontramos ante un factor de riesgo de recaída de primera magnitud. Adjuntamos tres cuadros explicativos de las claves del tratamiento de la bidependencia (Sirvent, 2013). El cuadro 1 comprende desde la toma de datos hasta la intervención preliminar. En el cuadro 2 encontramos las claves terapéuticas propiamente dichas en un marco de referencia acrítico e indirecto. Por último, en el cuadro 3 recoge las técnicas convencionales que se aplican cuando la persona bidependiente está preparada.

 

Claves del tratamiento de la bidependencia (Sirvent, 2013)

 

Evaluación inicial.- 

  1. Historia clínica general y de la bidependencia
  2. Pruebas específicas recomendables:
    1. IRIDS-100
    2. IAM-40

 

Características clínicas del bidependiente.- 

  1. Nula conciencia del problema
  2. Importante autoengaño
  3. Actitud defensiva a ultranza con mecanismos de negación

 

Consideraciones previas a la intervención 

  1. Necesidad de tiempo y distancia emocional
  2. Insistir en que centre la mirada hacia sí mismo
  3. Observación del otro en el grupo (con sus mismos problemas)
  4. Abordaje indirecto del problema para no despertar defensas

 

Intervención preparatoria 

  1. Trabajar la propia independencia a través de la asunción progresiva de responsabilidades, graduando objetivos cuantificables y alcanzables y reforzando los logros y metas alcanzadas por pequeñas que Asignación progresiva de responsabilidades funcionales y grupales
  2. Fomento del autocuidado, autoimagen positiva e independencia personal para mejorar el
  3. Trabajar habilidades relacionales: interacción con los miembros del grupo, ensayo de nuevos tipos de relación (aprendizaje de límites, aprendizaje observacional, ). Ampliación del círculo social

 

Claves terapéuticas

 

Abordaje inicial siempre ACRÍTICO E INDIRECTO

 

  1. ACRÍTICO mediante la evitación del choque directo que provoca respuestas reactivas como en los siguientes casos
    1. Evitar la confrontación directa ya que supondría repetir esquemas relacionales que el paciente seguramente ha vivido ya con familia, con consejos tipo: “no te conviene, es que no ves como te ..”.
    2. Evitar las resistencias defensivas -negación, evasión, minimización- que solo consiguen el efecto rebote de la idealización de la
    3. Evitar que la mujer se sienta juzgada y cuestionada

 

  1. INDIRECTO, desplazando el foco de la terapia desde el otro/a hacia uno El objetivo deja de ser la pareja (como es, como se comporta), para pasar a ser uno mismo/a: como soy, como me veo, como quiero ser, etc.

 

    1. Dejar bien claro en la terapia que nuestro foco de atención / actuación es En algunos casos puede ser incluso necesario establecer un contrato terapéutico en el que se “prohíba” al menos durante las primeras fases del tratamiento centrar las sesiones en la pareja y la relación.
    2. Pasar de pautas y consignas más directivas a que sea ella la que tome las
    3. Respetar el tempo del paciente, no querer forzar las cosas o imponer nuestro concepto de “normalidad de la relación.

Intervención directa

 

Debe efectuarse cuando la persona bidependiente ya está preparada, es decir tiene una conciencia aceptable del problema y está dispuesta a cambiar.

  1. Trabajo terapéutico
    1. Con emociones: técnicas psicodramaticas- esculturas, silla vacía, doble silla, …- que eviten la racionalización excesiva y rompan resistencias y defensas.
    2. Plano cognitivo: pautas y consignas concretas, gradación de objetivos, agenda de autorregistro, role playing, espina de Ishikawa, reeducar, utilización profusa del grupo como motor del cambio
  2. Elaboración del duelo: si se decide romper la relación, debe ser bien acompañada en el proceso de Si decide mantenerla respetar la decisión y fomentar cambios para que no reaparezca la bidependencia.
  3. Reevaluación: Tras un periodo mínimo de tres meses post tratamiento, reevaluar y adoptar las medidas.

(Acceso al texto completo: https://fispiral.com.es/publicaciones/2014/02/tratamiento-de-la-bidependencia/)