Los pacientes drogodependientes suelen necesitar tratamiento de desintoxicación. Teóricamente, los procesos de desintoxicación consisten en la superación de la dependencia física de una o varias sustancias, pero es algo mucho más complejo porque representa el primer e ineludible paso de la plena recuperación. En los modelos de las terapias para las adicciones entran en juego aspectos motivacionales, conciencia del problema, diferencia entre demanda y necesidad, etc.
Proceso de una buena desintoxicación
La buena desintoxicación no solo neutraliza la dependencia física, sino que prepara e introduce a la deshabituación, objetivo último del tratamiento. En el proceso de una buena desintoxicación de las sustancias adictivas, se aplican métodos de desintoxicación activa, sumamente eficaces, porque además de eliminar sin sufrimiento el síndrome de abstinencia, acelera la recuperación física y preparan mejor la deshabituación. Para ello se evalúa previamente al sujeto de forma médica, psicológica y social; esto es, filiación de la adicción o poliadicción, estudio médico completo previo, exploración psicológica y psicopatológica, situación familiar y circunstancias socioambientales.
Tratamiento del síndrome de abstinencia
La intervención ulterior implica el tratamiento farmacológico para evitar el síndrome de abstinencia junto al tratamiento médico concomitante que el paciente precise. Pautas higiénico dietéticas, reparación hidroelectrolítica, dieta equilibrada, recuperación del ritmo circadiano y de los ciclos de sueño naturales, activación física suave y progresiva. Tratamiento psiquiátrico complementario de la posible psicopatología asociada, por ejemplo, síndrome depresivo sobreañadido, estado de ansiedad asociado, complicación psicótica o delirante, etc, todos estos elementos se tienen muy en cuenta.
Desintoxicación en régimen residencial
Si la desintoxicación se efectúa en régimen resitdencial el paciente está acompañado las 24 horas durante todo el proceso, procurando que pasee y esté activo físicamente siempre que la situación clínica del paciente lo permita. Además, se le hacen controles médicos y entrevistas psicológicas frecuentes para supervisar su progresión e introducirle lo más precozmente posible en las dinámicas de deshabituación, fin último de todo tratamiento.