A mi mujer le detectaron un cáncer y luchó hasta el último día, me dio millones de lecciones de vida, de comportamiento, de no rendirse nunca. Siempre la recuerdo con una sonrisa. Lo que voy a contar es mi experiencia sobre el duelo pues aquí no damos consejos. Cada uno habla de sus vivencias, de lo que ha vivido y cómo lo ha gestionado. Quería hacer hincapié sobre todo en 3 temas.

1.- Dedícate a la persona que se ha ido.

En este punto, todo ha cambiado. Esa persona ya no está. Pero está cerca, seguro que lo notas. Su recuerdo siempre te va a acompañar. Cuando estés triste, piensa en todo lo que habéis vivido juntos. En todos los buenos momentos compartidos. Para mí, mi mujer siempre está a mi lado. Pienso mucho en ella, en su forma de ser, en cómo afrontaba los problemas. En sus ganas de vivir. Mi mujer siempre será muy importante en mi vida.

2.- Pide ayuda, no lo lleves tú sólo.

Fue uno mis innumerables errores. Te sientes fuerte, pero no lo eres. Crees que puedes tú solo, pero no es verdad. Yo me dediqué a ayudar a mi mujer, me vacié en ella porque así lo sentía. Me encontraba bien ayudándola, sintiéndome útil. Pero tenía tanto estrés, sufría tanto con la situación, con su enfermedad, con la posibilidad de perderla que cuando me quedaba sólo me iba directamente al bar. Fueron de mis peores momentos de consumo.

Aunque aún me quedaba el peor. Cuando ella se fue, me vine abajo. Mi fuerza se desmoronó por completo. A partir de ahí, no tenía ganas ni ilusión por luchar por nada. Ese fue el momento en el que toqué fondo. Mi frase de esa etapa era «y qué más da». Me pasaba 6 días e incluso los 7 días de la semana completamente borracho. Destruido. Destruyéndome. Y qué más da. Todo me daba igual. No comía, no dormía, bebía como un poseso. Y qué más da. No me cuidaba nada, sin deporte, engordando sin ningún control. Sin ganas de vivir. Una escoria.

Necesitaba paz, desconectar, pensar en otras cosas, entender que estaba en duelo. Sin embargo, sólo conseguí engancharme cada vez más y más al alcohol. Por favor, huye de estas tentaciones. Y ahora, cuando se pierde a alguien, resulta muy sencillo buscar esas excusas. Ten mucho cuidado. No te dé corte pedir ayuda. Necesitas ayuda.

3.- Tú eres lo más importante.

Siempre se dice y nunca le damos la importancia que tiene. Pero es la verdad. No pienses en la mala suerte que has tenido o en lo dura que es la vida. Huye de los típicos dichos de que la vida es una mierda. Porque no es así. Mala suerte ha tenido tu pareja, que no puede seguir viviendo. Ella ya no está. Pero tú sí. Y tienes que seguir viviendo. La vida es maravillosa y merece la pena vivirla. Yo lo paso mal cuando pienso que mi mujer ya no está. Que no puede ver amanecer, escucharla hablar, reír. Comerse el mundo con las ganas que tenía de vivir. Pero yo sigo aquí. Recuperándome, poco a poco.

Sigo levantándome día a día, hago deporte, tengo a mi familia, a mis amigos. Puedo disfrutar de un paisaje, me encanta esquiar. Río, lloro, descubro, viajo. Sigo viviendo y disfrutando de la vida. Nunca lo olvides, tú sigues aquí. Puedes ver el sol cada día. Aprovéchalo.

Sufre, llora, piensa lo que quieras. Permítete sufrir. Yo no lo hice, me dediqué a deambular de bar en bar hasta que entré en Spiral. De esto sí que tienes que huir. Y recuerda siempre una cosa, no te regocijes en el dolor. No sufras más de lo necesario. Lo vas a pasar mal, muy jodido, pero tranquilo, es normal. Necesitarás muchos momentos de soledad. Pero huye de la soledad continua. No estés solo más tiempo del estrictamente necesario.

El tiempo lo cura todo. Huye también de esta frase. La vas a escuchar cientos de veces. Es mentira. El tiempo no cura nada si tú no haces nada. Por eso tienes que levantarte, actuar, seguir viviendo. El tiempo pasará, pero si no haces nada, no avanzarás. Ahora todo esto te costará mucho, pero tienes que hacerlo por ti. Por tu pareja, si quieres. Pero sobre todo por ti. Recuerda que tú eres lo más importante. Que estás vivo. Tienes que continuar. Levantarte y seguir viviendo. Vivir vale la pena. La vida merece ser vivida.

AUTOR: Paciente en tratamiento por adicción al alcohol

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