Adicción a las compras, ¿puedo padecerlo?
El concepto “adicción” ha venido siempre muy asociado al consumo de sustancias químicas, tanto legales como ilegales. Pero, hasta hace poco, se ha empezado a escuchar un nuevo término: adicciones comportamentales (o sociales).
En el DSM-V (APA, 2013), el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, es la primera vez que se presenta la división de la categoría de trastornos adictivos en (1) Trastornos relacionados a sustancias y (2) Trastornos no relacionados a sustancias, en que incluye solamente el trastorno por juego de apuestas, dejando de fuera todas las otras variantes de esta adicción.
Las llamadas adicciones conportamentales, que a diferencia de las adicciones químicas no requieren el consumo de una sustancia (sea cocaína, alcohol, heroína, etc.); presentan las mismas características de pérdida de control, tolerancia, abstinencia, neuroadaptación y deterioro social, afectivo, cognitivo, laboral, familiar y económico.
¿Y cuáles son esas llamadas adicciones comportamentales o conductuales?
En nuestra sociedad del siglo XXI, globalizada y consumista, se ha convertido en aceptable o normalizadas conductas que, aunque en su primer momento parezcan inofensivas y en ocasiones necesarias, se pueden convertir en problemáticas a largo plazo. Me estoy refiriendo a las conductas tales como la compra, el juego, el trabajo, el sexo, entre otras. Aunque podría comentar cada una de ellas, me centraré en una adicción muchas veces vista (o no vista) de forma minoritaria; la adicción a las compras.
¿Quién nunca se ha comprado una prenda de ropa sólo por capricho? ¿Quién nunca ha visto una gran oferta en algún producto y ha pensado “es que vale la pena por ese precio?”. Hasta aquí, ese comportamiento no presenta ningún problema. Entonces, ¿cuándo se considera que la compra huye de nuestro control?
Una de las características principales es que la compra derive de un deseo intenso e irrefrenable y que a la vez sea crónica, repetitiva y excesiva. Es decir, que una persona lo haga solo por el hecho de comprar. A su vez se puede traducir en la adquisición de productos innecesarios y, muchas veces, inútiles, por lo que conlleva a un gasto de dinero exorbitante que puede derivar en la petición de créditos, impagos e, incluso, la ruina.
La sensación de placer no deriva de lo que es el producto en sí, sino de todo el proceso que conlleva comprar algo; escoger las prendas/objetos, coger la tarjeta de crédito, sentir el tacto de las bolsas de compra, la atención que recibe de los dependientes… Y por más que el deseo de obtención del objeto haya sido de lo más intenso, dicho deseo se difumina pasado un tiempo.
¿Cuál es el mecanismo con el que se establece ese tipo de comportamiento?
Básicamente es un ciclo que conlleva 5 fases: el hecho de (1) tener un estado de ánimo disfórico/bajo como la tristeza y ansiedad haría con que una persona quisiera reducir dicho malestar por lo que (2) la excitación ante la expectativa de comprar llevaría (ya anteriormente asimilada a un aumento del bienestar) a (3) la adquisición de productos. Esta actitud desembocaría a (4) los sentimientos de culpa y autorreproches por no poder controlarse y (5) una vez superado ese malestar, el ciclo volvería a repetirse.
Como podemos observar, hay una clara asociación de compra con el sentimiento de tristeza, ansiedad, rabia, irritación en el que la compra o el pensamiento de compra llevaría a una reducción de ese tipo de sentimientos e incluso, una sensación de bienestar.
En ocasiones pienso que este problema no está tan presente, ya que nunca o raramente veo a una persona que sufra de esta adicción. Pero según Reisch y Scherhorm (1996) en la Alemania occidental ya había un alto porcentaje, en concreto el 12,7%, que estaban dispuestas a sufrirla. El estudio se realizó en el año 1996, por lo que al año 2021 ese porcentaje se habrá incrementado considerablemente sea por el aumento del consumo general (debido a ofertas, escaparates) sea por los altos niveles de ansiedad que encontramos en la población.
Otro estudio de la Unión Europea ha constatado que hay una mayor proporción de jóvenes (18-30 años) con adicción a las compras que los adultos y que el sexo femenino es el más prevalente en cuestiones de consumo.
¿Y qué es lo que causa esa adicción? ¿Tengo riesgo a padecerla? El hablar de una causa concreta que inicie una adicción es demasiado complejo, ya que intervienen distintos componentes que se conectan entre sí. Sin embargo, sí que podemos diferenciar distintos factores de riesgo, es decir, factores que pueden facilitar la aparición de la adicción a las compras; psicológicos (impulsividad, baja autoestima), biológicos (genética), cultural (sociedad en la que vivimos), de aprendizaje (modelos de familia y de iguales).
En conclusión, podemos observar que la prevalencia de este síndrome va en aumento tanto por la sociedad en la que vivimos como por los problemas personales y que tal vez, sería necesaria una mayor preocupación por esta adicción emergente (y escondida).
Autor:
Olivia Gomes de Esteban
- Echeberúa, E y Fernández-Montalvo, J. (2006). Adicciones sin drogas. Tratado SET de trastornos adictivos, 337-340.
- García, I (2005). La adicción a la compra en bizkaia. Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco.
- Llinares, M.C (2006). Adicción a las compras. Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista (55), 89.