Por mi parte deciros que durante este periodo he reflexionado – que era de lo que se trataba – y la conclusión es la siguiente: BEBO PORQUE ME DA LA GANA. Y me explico: dicho así parece que he descubierto la rueda, pero después de estar trabajando en terapia 2 años , haber pasado por centro de día, conocer las áreas básicas, haber resuelto mis miedos, mis conflictos internos, mis dudas y temores, saber que no soy el que muchas veces digo ser pues peco de irresponsabilidad, de inconstancia y de compromiso a largo plazo, saber que a veces realmente quiero beber, por placer, por rutina o simplemente por hacerlo, que nadie habita en mi cabeza, que existe el autoengaño y que la procrastinación es uno de mis mejores amigos, me he dado cuenta de que tengo la suficiente capacidad y decisión para beber o no beber. No hay nada que me invite hacerlo si yo no quiero. No me ha sido fácil llegar a esta conclusión tan sencilla pero a la vez tan compleja, pues si un profesional me hubiese dicho esta frase “bebes porque te da la gana” el día en que entré en la consulta, hubiese pensado cuál de los dos está más loco, saliendo despavorido de allí sin mirar atrás.
Lo cierto y verdadero es que estoy en el mismo punto de partida que empecé pero con la gran diferencia de que he comprendido todo lo que pasa y me pasa en mi cabeza y en mi entorno. Que estoy en el lado correcto de inicio de la carrera de fondo que realizaré para toda mi vida, el esfuerzo y compromiso que tengo que realizar a lo largo de ella. Queriendo realizar una nueva vida. Sin alcohol, sin recaídas (que ya he tenido bastantes). Tomando Antabus el tiempo que sea necesario, que controlen mi dinero porque yo así lo quiero. No pegar un sprint, darlo todo y querer ganar la carrera de toda una vida. Siento que estoy en el camino correcto y que esta vez no fracasaré. Por mis ganas de salir de todo esto de una vez por todas y por todas las experiencias que me ha dado el fracaso, de equivocarme tantas veces buscando soluciones, cuando la solución soy yo. Ahora es fácil y sencillo decir que si quiero beber es porque me da la gana y, claro, cuando llegue el momento de querer hacerlo, porque llegará, pensar que si lo hago es porque he querido, no porque ha sucedido algo en mi cabeza o situación que me impulsara hacerlo.
“Sólo hay una fuerza motriz: el Deseo” (Aristóteles)
AUTOR: Paciente en tratamiento por adicción al alcohol