SOLO DEJAR DE BEBER SIN MÁS SABÍA QUE NO ERA LA SOLUCIÓN, DEBÍA ADENTRARME EN MÍ, CONOCER MI INTERIOR Y ACEPTARME, CONTESTAR LAS PREGUNTAS ¿POR QUÉ ACTÚO ASÍ?, PERO SOBRE TODO ¿CÓMO PODÍA CAMBIAR? SABÍA QUE YO SOLA NO LO HABÍA CONSEGUIDO, POR ESO PEDÍ AYUDA, PERO EN ESTA OCASIÓN MI ACTITUD HABÍA CAMBIADO, “ESTABA DISPUESTA A TRABAJAR”, ESTA VEZ IBA EN SERIO, IBA A APRENDER A QUERERME.
El consumo de alcohol me produjo consecuencias físicas y psíquicas. Entre las psíquicas podría resaltar el egocentrismo, la dificultad de comunicación, la pereza, la capacidad de autodestrucción y la resignación a sufrir como algo inevitable. Las físicas ya las había superado anteriormente; simplemente dejando de beber por un tiempo, afortunadamente no se me había dañado ningún órgano ni se me había producido ninguna lesión irreversible.
Cuando comencé las sesiones individuales lo único que me pedía a mí misma era disfrutar los pequeños momentos cotidianos y tratar de comunicarme espontáneamente.
Por una parte estaba contenta; en esta ocasión había dado con verdaderos profesionales que entendían el alcoholismo y cómo me encontraba. Por otra parte me pesaba demasiado mi pasado y fue donde comenzamos a trabajar el aquí y ahora y podía llevar una vida digna y con sentido, o permanecer en el túnel hundiéndome cada vez más.
Cuando el terapeuta me propuso completar la terapia individual con la de grupo no sentí ningún recelo y si algo temía era no ser capaz de abrirme, de darme. Enseguida comprobé que en este grupo era fácil comunicarse, (el terapeuta nos guiaba de una manera muy sutil) no había lideres y nosotros compartíamos vivencias, dudas, frustraciones, alegrías.
He comprobado que aunque tengo que seguir trabajando veo que me voy valorando más; que he sido capaz de dejar de hacerme daño, que tengo necesidad de relacionarme con los demás más y disfruto con esto abiertamente. Encuentro menos momentos de displacer o contrariedad, pero cuando surge un problema mi actitud es distinta y trato de hacerle frente con mejores estrategias. Sigo contenta y con optimismo creciente. Por fin confío en mí misma de verdad.