Viernes 22 de enero de 2021 

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo de bebidas alcohólicas ha crecido un 85% durante el estado de alarma porque el alcohol se ha utilizado como un relajante para afrontar el encierro y para entretenerse mientras se está en casa.

Se sabe además que en épocas de crisis, el consumo de alcohol aumenta entre las personas que no pueden adquirir otras drogas para sustituir o paliar las dificultades que ello les comporta. Por otro lado, fuentes como el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Toledo informan de que también se ha incrementado un 20% el consumo de psicofármacos y de ansiolíticos durante el estado de alarma, siendo el colectivo de mujeres el más afectado por esta circunstancia.

Según un informe de las Naciones Unidas, el aumento del desempleo y la reducción de oportunidades que está provocando la pandemia puede traducirse en que los grupos pobres y desfavorecidos sean más vulnerables al consumo de drogas.

En el caso de las mujeres adictas se dan cita todos los anteriores factores pues la biografía azarosa de la mayoría de ellas hace que tengan que enfrentarse no sólo al menoscabo físico, psíquico y relacional derivado del propio trastorno adictivo y del estilo de vida concomitante sino a los estigmas sociales, educativos y culturales que aún acompañan al rol femenino y a los riesgos o situaciones manifiestas de exclusión asociados al hecho de ser mujer.

De hecho, la crisis de la COVID-19 está menoscabando la seguridad de las mujeres puesto que la violencia de género tiende a aumentar; no sólo por el propio confinamiento sino porque la presión que sienten muchos hombres ante las dificultades económicas y la incapacidad para trabajar hace que se incrementen las tensiones y los conflictos en el hogar.

Aunque es pronto para disponer de una panorámica más detallada de las consecuencias de la pandemia en el colectivo de mujeres adictas, teniendo en cuenta lo señalado previamente y añadiendo que éstas conforman un grupo especialmente vulnerable a las situaciones de riesgo psicosocial, con la llegada de la nueva normalidad la atención a las mismas afronta riesgos adicionales que deben tenerse en cuenta y que implican medidas de protección física, psicológica y relacional frente al contagio y transmisión de la COVID19 y a sus otras consecuencias, ya que la brecha de género es un factor añadido de discriminación que, además, puede conducir a la recaída.

A la vista de lo expuesto anteriormente, el seminario se centrará en el análisis psicosocial del impacto de la pandemia y en el manejo práctico de la intervención con mujeres adictas en esta etapa de “nueva normalidad” al objeto de proporcionar el obligado reciclaje que precisa cualquier profesional de la salud y de los servicios sociales, especialmente quienes desarrollen labores terapéuticas o asistenciales en el ámbito de las adicciones.

 

Programa

 

8,45 horas. Apertura sala online.

9,00 horas. PONENCIA 1:

“Nuevas realidades sociales en adicciones tras la crisis de la COVID-19″.

María de la Villa Moral Jiménez.

Profesora titular de Psicología Social. Departamento de Psicología. Universidad de Oviedo. Principado de Asturias.

 10,30 horas. Descanso.

10,45 horas. PONENCIA 2:

“Antes y después de la COVID19: psicopatología e intervención psiquiátrica en mujeres adictas”.

Carlos Sirvent Ruiz. Psiquiatra.

Fundación Instituto Spiral. Oviedo.

 12,15. Descanso.

12,30 horas. PONENCIA 3:

“Intervención social con mujeres adictas y COVID-19”.

Marta Ballesteros Fernández.

Trabajadora social. Fundación Instituto Spiral. Oviedo.

14,00. Comida.

 15,30. PONENCIA 4:

”COVID-19, adicciones en la mujer y psicoterapia”.

Cruz Rivas Reguero.

Psicóloga general sanitaria. Fundación Instituto Spiral. Oviedo.

17,00. Descanso.

17,30. PONENCIA 5:

“Impacto de la pandemia en profesionales que atienden a mujeres adictas”.

Leandro Palacios Ajuria.

Psicólogo clínico. Fundación Instituto Spiral. Madrid.

19,00. Fin de la jornada.

Inscripción

Aforo completado