Mucha gente fuma porros y no pasa nada. Ningún problema. Si tuvieran que ingresar a todo el que consume cannabis no habría sitio entre todas las clínicas de España juntas. A mi el hachis me ayudaba. Me tranquilizaba y me daba ese puntillo que te hace estar más a gusto. Nada de paranoias ni malos rollos. No consumía ninguna otra droga, solo alguna que otra cervecita fría en una terraza y poco más.
Pasado el tiempo empecé a fumar más a menudo y en mayor cantidad. No lo vivía como una necesidad, pero el caso es que mi vida se fue empobreciendo. Me metía más en mí mismo y me fui dejando.
Mi familia y los amigos más cercanos me decían que me estaba metiendo mucho en mí mismo, que ya no tenía vida social y me pasaba fumado todo el día.
Mis padres me llevaron casi a la fuerza a salud mental, donde me dijeron claramente que tenía dependencia de derivados cannábicos y que dicho consumo me estaba pasando factura en forma de deterioro, pérdida de facultades, empobrecimiento social, etc. Yo me negué radical a ponerme en tratamiento. ¡Esa gente qué sabran de mi! Me decía y seguía a mi bola hasta que la vida me dio más tortazos. Me dejó la novia porque decía que me había vuelto demasiado pasota y mi familia me dio la espalda, Me quedé solo.
Acepté el tratamiento de mala gana, solo por contentar a mis allegados y recuperar el mundo que había perdido.
El tratamiento sinceramente me sorprendió. Empezaron a abrírseme los ojos y darme cuenta de cosas que me estaban pasando desapercibidas. Me di cuenta de pronto lo mucho que me había empobrecido, la de cosas que se pueden hacer con la mente clara. Siempre pensé que no podría vivir sin hachis y ahora me doy cuenta de lo mucho que me nublaba la mente y los sentidos. Y sobre todo, como había influido negativamente en mi persona, haciéndome más solitario y desconfiado y cómo me estaba perdiendo estímulos que me pasaban desapercibidos.
He recuperado a mi novia que me dice que no solo vuelvo a ser el de antes, el chico que había conocido cuando empezaba a ser un poco porrero, sino que ahora soy mucho mejor. Más vitalista, más despejado y capaz de hacer cosas sin estar amuermado.
A todos los que me habéis ayudado os doy gracias porque me habeis hecho ver la vida de otro color que no sospechana, conociéndome mejor a mi mismo y descubriendo una faceta que ignoraba de mi personalidad y que me hace disfrutar de la vida.