…Y no me estoy refiriendo al agua. Vivir sin poder tomar alcohol es una putada.

Es como si te apagasen las luces de repente o tuvieras que volver a ver la televisión y el cine en blanco y negro. Te vuelve un bicho raro, un inválido social, un paria, un borracho. La sociedad se pone en tu contra y te asalta detrás de cada esquina, en los anuncios de la calle, en la miríada de bares y pubs de cada ciudad y de cada pueblo, en las reuniones familiares alegres y en las tristes.

Te preguntas “¿por qué yo?”, “¿qué me pasa?”.

Y encima los profesionales te dicen que no puedes hacer más que no beber si tienes un problema con el alcohol y no quieres recaer.

¿Dónde quedan conceptos tan flamantes, modernos y que nos meten hasta por los ojos como el de “autogestión”, “equilibrio”, “uso responsable”?

Si no puedo beber aunque sea un poco de vez en cuando, prefiero no vivir. Se me quitan las ganas de quedar con esa chica despampanante que he conocido el otro día en el metro, si no puedo paladear en su compañía un buen vino acompañando una cena deliciosa en un restaurante de moda que conozco.

Aunque sé que alcohol y potencia sexual no maridan demasiado bien, si no puedo tomar una o dos copas antes de hacer el amor, no sólo me parece una triste escena, sino que me da miedo que tanto ella como yo no alcancemos la temperatura adecuada.

Mi grupo de pádel queda después de un partido en la cafetería del centro deportivo y la mayoría se pide una cerveza o dos fresquitas para quitar la sed y reponer minerales. ¿Me tengo que pedir un refresco (que no me gustan) siempre?, ¿no me merezco esa pequeña recompensa después de cuidar mi salud haciendo deporte? ¿Y las vacaciones?, ¿qué hago en vacaciones si no puedo tomar unas cañas con los amigos o visitar el chiringuito de la playa?

En definitiva, creo que vivir se tendría que escribir con bes en vez de con uves, “b” de bienestar, “b” de bálsamo, “b” de buen rollo… y, para mí, estas bes no existirían sin la “b” de birra (mejor en plural), “b” de cubata (también en plural) y, por qué no, “b” de beodo, o ebrio si se quiere (que no borracho, un respeto).