Se me hace muy raro estar despidiéndome del grupo, es algo a lo que no había dado muchas vueltas y me sorprendió cuando me lo propusieron hace unas semanas. Claro que he pensado en terminar el tratamiento, pero como algo muy lejano e incierto. En los últimos dos años y medio las cosas han ido muy bien, pero se me han pasado rapidísimo comparado con los 3 años anteriores en los que comencé tratamiento en otros centros, esta primera parte se me hizo tal tortura que parece que ha pasado una vida desde entonces.

Vosotros me conocéis desde que las cosas van bien, estoy seguro de que no reconoceríais a la persona que era hace 5 años. Por dar unas pinceladas y que lo entendáis, yo pasé de consumir drogas variadas de forma lúdica y esporádica a un consumo diario de pastillas tipo benzos y tramadol. Esto me llevó a sentirme muy mal y aumentar mi consumo, en un año o dos pasé a consumir a diario cocaína y heroína mezcladas llegando a un nivel insostenible para la salud y la vida normal, lo hacía en el trabajo y en casa, delante de mis hijos. Mi mujer se dio cuenta y comencé a intentar dejarlo, pero ya era muy tarde, probé en el CAID y acabaron por darme por perdido porque no entendían que no era capaz de no hacerlo, mi mujer estaba al límite y me echó de casa, acabé teniendo una de las peores experiencias de mi vida con una sobredosis en casa de mi padre que tuvo que llamar a una ambulancia y ver cómo me despertaban a duras penas con inyecciones para llevarme al hospital. No fue la única sobredosis que tuve que vivir, en realidad he tenido bastante fortuna de salir indemne de esta época. Mi mujer y mi padre, sin embargo, si se han quedado algo tocados de por vida por tener que vivir estas situaciones. En todo ese tiempo hice lo posible por dejar de consumir, pero era imposible por más que me lo proponía acababa consumiendo y cada vez que lo hacía mi situación empeoraba más y más. En el último centro en el que estuve interno me expulsaron, consumía drogas raras compradas por internet o falseaba las analíticas para seguir consumiendo sin dejar el programa, llegue a ser alguien a quien no reconozco y del que me avergüenzo muchísimo. Finalmente, en Spiral comencé a tomar una medicación que funcionaba igual que el antabus pero con los opiáceos y así mes tras mes conseguí mantenerme en abstinencia y desde entonces mi situación no ha dejado de mejorar. Creo que jamás en mi vida me he sentido igual de bien, estoy satisfecho conmigo mismo y voy por la vida con la cabeza bien alta, sin tener que ocultar nada ni mentir a nadie. Una vez comienzas esta nueva forma de vida y vas colocando las cosas en su sitio el resto se va colocando solo, yo siempre he tenido muchos problemas a nivel social pero una vez he dejado de lado esta vida, he comenzado a tener una mayor seguridad en mí mismo, y esto ha favorecido muchísimo mis relaciones sociales.

 

 

¿Qué me ha ayudado a salir de la adicción?

La abstinencia – Sin duda, como he comentado, el poder estar un período más o menos largo de abstinencia ha sido imprescindible. Cuando empecé aguantaba unas semanas, pero siempre me encontraba mal, creo que del propio síndrome de abstinencia tanto físico como mental, esto no hacía más que empeorar hasta que volvía a consumir. En un primer tratamiento estuve consumiendo una medicación sustitutoria, se llamaba suboxone y eran unos opiáceos sintéticos que sustituían a las drogas pero este planteamiento no mejoró para nada mi estado porque me sentía igual de mal cuando lo dejaba y finalmente estuve consumiendo ambas cosas juntas.

La rutina – Antes de comenzar a estar bien llevaba una vida a salto de mata, trabajaba muchísimas horas y luego llegaba a casa y me encargaba de todo lo que podía, de vez en cuando consumía y pasaba dos o tres días hecho polvo, no tenía tiempo para nada que no fuera trabajo y niños. Para poder salir de las drogas es fundamental la rutina, saber qué voy a hacer esa mañana, esa tarde y al día siguiente y tener la certeza de que podría llevarlo a cabo sin necesidad de recurrir a las drogas. Para esto he tenido que estructurar mi trabajo, delegar y hacer lo imposible para volver a casa a comer y descansar para seguir por la tarde trabajando, pero ya con el ordenador desde casa. Con mi esposa y los niños el cambio ha venido solo, ya siempre he sido una persona de cargarme con todo, pero al obligarme a seguir un programa con terapias, grupos, deporte diario y otras tareas he obligado a mi familia a organizarse para contar conmigo en ciertos momentos y otros no. He conseguido encontrar mi espacio perfecto en casa y en el trabajo, incluso he encontrado tiempo para mi afición de escalar con un grupo de amigos. Desde que me mudé a Madrid no he tenido amigos propios, tenía familia, contactos de trabajo y amigos de mi mujer, pero ahora tengo un grupo de amigos con los que me siento apreciado y valorado y me gusta pasar tiempo con ellos. Antes de esto yo no disfrutaba con la gente, no me apetecía salir a cenar, me apetecía estar solo o con mi familia en casa.

El compromiso – Esto ha sido fundamental, si yo no hubiera tenido familia y mi empresa no habría salido jamás de las drogas. Siempre me han dicho que es algo que debes hacer por ti y no por los demás, pero en mi caso no ha sido así. La primera vez que me ingresé fueron unos 3 meses y mis hijos eran pequeños, me partió el alma tener que hacerlo, pero no tuve elección, ver cómo sufrían con mis idas y venidas me decidió a hacer todo lo posible para dejar las drogas. Pese a esto en los primeros años no fui capaz, sin embargo, sí ha sido importante para mantener la abstinencia una vez pasados los primeros meses. Siento un compromiso enorme con mi familia, mujer, hijos, padres y hermana, además con el trabajo ya que tengo muchos empleados y en varios casos además de mis empleados son personas importantes en mi vida, siempre he deseado trabajar como trabajo y he dejado mucho empeño en levantar mi empresa por lo que tengo claro que haré lo que tenga que hacer para mantenerla. Por último, el grupo también es un compromiso importante que me ha ayudado en muchas ocasiones, semana tras semana me da fuerzas para seguir sin consumir y cuando he visto a mis compañeros o a mí mismo recaer he sentido el fracaso y la decepción como la sentía cuando no era capaz de pasar un mes sin consumir. El sentimiento de defraudar a los que me quieren siempre me ha empujado mucho a seguir esforzándome.

La constancia – Siempre he sido muy insistente con todo lo que me he propuesto, creo que no siempre es una virtud, pero lo cierto es que en el programa si me ha ayudado mucho. En los años de tratamiento he conocido muchas personas adictas y lo más normal es que pasados unos meses de tratamiento y cuando comienzas a sentirte bien piensas que ya todo está arreglado y abandonas. Esto casi siempre es un error porque para dejar el consumo se deben hacer cambios profundos y esto cuesta tiempo. Los cambios son beneficiosos, pero cuestan un esfuerzo y mantener este esfuerzo en el tiempo es necesario. Dicen que todo lo que jode, cura. Es una putada, pero muy cierto.

Dejarme llevar – Cuando comencé el tratamiento no era capaz de aceptar ciertas normas, me costaba mucho dejar el trabajo, a los niños o asumir ciertas reglas. Cuando comencé a dejarme llevar y no luchar por cada norma que no me parecía buena para mí las cosas comenzaron a funcionar.

También debo decir que hay muchos tipos de tratamiento, pero en mi caso este ha sido el ideal, he estado en alguno en el que te anulaban como persona para empezar de 0 pero yo he necesitado que me vieran en conjunto y trataran de cambiar lo necesario. Siempre voy a estar agradecido a Spiral por haber invertido el suficiente tiempo en analizar mi situación y dar con las soluciones acertadas y adaptadas, creo que me han calado desde el principio y esto me ha ayudado mucho. Sé que hubo momentos en los que fue muy difícil tratar conmigo. El cambio de los últimos 3 años va a ser lo más importante que me ha pasado en la vida, sin esto no hubiera podido mantener nada de lo demás.

 

AUTOR: Paciente en tratamiento por adicción a opiáceos y a cocaína