Cuán difícil me resulta, incluso después de tantos años de ejercicio clínico, hallar una metáfora que contengan los elementos esenciales que expliquen la compleja relación mente/cuerpo. Quizás la mas versátil que he encontrado hasta el momento (aunque sea poco original en los tiempos que corren debido a la cuasi omnipresencia de la tecnología en nuestras vidas) es comparar la mente humana con el funcionamiento de un PC2. Y lo voy a hacer usando como referencia los distintos componentes de una computadora.

Un ordenador es un sistema que gestiona información compuesto por dos elementos básicos; el “hardware” o soporte físico del mismo y el “software”, que agrupa una serie de códigos con instrucciones para que el hardware sepa qué hacer (sistema operativo y programas).

El hardware es como una caja en la que se conectan una serie de dispositivos que procesan información de entrada y de salida. El software es el conjunto de instrucciones para ejecutar esa información de entrada y salida. Sin las instrucciones del software, el ordenador sería una caja sin utilidad, al igual que lo sería el cuerpo humano sin un cerebro. Y aquí es donde empieza la metaforización.

HARDWARE

Hardware externo (I): Nuestra “cabeza” es el soporte físico (faz y cráneo) que protege los componentes internos (cerebro y, por extensión, sistema nervioso) donde se asientan los procesos psíquicos (sensoriales, cognitivos, ejecutivos, emocionales). Algunas personas están bendecidas (no es mi caso) por un cráneo proporcionado y un perfil atractivo que puede hacer pensar en un contenido acorde con su estética, pero no siempre es así.

Bien al contrario, en esta diferencia han prosperado multitud de tópicos culturales (“sólo es una cara bonita”) y perlas de la sabiduría popular como la de “la cara es el espejo del alma” y la de “a mal tiempo, buena cara”. Pues bien, todos los modelos terapéuticos coinciden no sólo en la relevancia que el lenguaje no verbal, especialmente la gestualidad facial3, posee como expositor de primer orden sobre lo que bulle en la cabeza del paciente; sino que muchos de ellos se valen de la influencia recíproca entre los dos ámbitos para armar diferentes estrategias de intervención (ejercicios de mímica facial, risoterapia, etc). Incluso en el día a día podemos encontrarnos diciendo o recibiendo exhortaciones como; “cambia esa cara, que parece que vienes de un funeral” o “no arrugues tanto la nariz, que no huelo a mierda”.

Hardware externo (II): Como un PC, el ser humano cuenta con dispositivos de entrada (ojos, boca, oídos, fosas nasales, dermis, cavidades sexuales, etc.), de salida (curiosamente son los mismos) y periféricos. De muchos de los primeros y segundos he hablado en la serie “Psicoterapia con los cinco sentidos”, pero me quiero detener un tanto en una alegoría muy útil por gráfica y que involucra gran parte del hardware externo del que disponemos; “Tu mente es como el monitor de un pc en el que se visualizan diferentes archivos y de diversa naturaleza (contenidos en tu “disco duro” mental) según los activen las circunstancias externas, las internas o tus propios intereses.

Para fijar tu atención en uno u otro tienes que abrir y ampliar el que decidas y minimizar o cerrar los demás pues no podemos atender de la misma forma a muchos a la vez (“el que abarca, poco aprieta”). Necesitas, además, disponer de mecanismos que te permitan interactuar con la información que percibes en pantalla (un ratón, un teclado, una pantalla táctil), y de un monitor cuya resolución y prestaciones que sean las mejores que puedas permitirte… Y así hasta que agotemos las posibles comparaciones o esta metáfora deje de cumplir su cometido.

Hardware interno: El cerebro… y aquí lo dejo pues este post no puede ni pretende competir con el sinfín de manuales e investigaciones ya realizadas y otras tantas por hacer sobre este fascinante órgano. Sólo dos concesiones metafóricas que subrayan su importancia; una, cuando se quiere tildar a una persona de atolondrada u otra lindeza similar, se suele utilizar la expresión “descerebrado/a”. Y dos, una frase cuya autoría creo que se atribuye a Woody Allen reza “es el único donante de cerebro vivo que conozco”.

SOFTWARE

¿Y cómo “metaforeamos” la parte no física del PC que hay en nosotros?, ¿estamos condenados a cumplir con nuestro sistema operativo, por poco “operativo” que éste sea? Como sucede con el concepto “software” para la mayoría de los legos en lenguaje computacional, la mente es un concepto abstracto que designa el conjunto de capacidades y de procedimientos intelectuales, cognitivos y psicológicos que conforman nuestra consciencia.

Aunque no se trata de una realidad física, sí ostenta la crucial responsabilidad de dar soporte a los procesos psíquicos que originan nuestro intelecto y se divide en tres componentes esenciales: la mente concreta; la que realiza los procesos básicos del pensamiento, la práctica; que es la base de la inteligencia, ya que permite relacionar causas y efectos e implementar procesos directivos y de ejecución, y la abstracta; la que reflexiona sobre su propia naturaleza y que se fundamenta en la razón.

Al igual que los sistemas operativos más conocidos, (Windows, MacOS, Linux, etc.), cada mente tiene sus peculiaridades, bondades y defectos.

Se pueden instalar actualizaciones que mejoren su rendimiento mediante el pensamiento reflexivo orientado hacia dentro (introspección, autoanálisis) y hacia afuera (pensamiento inductivo, deductivo, interrogativo, creativo, analítico, crítico, etc.). Y se puede, también, hacer lo contrario y dejar nuestra mente anclada a formatos ya obsoletos o, cuando menos, descompasados respecto a las exigencias del día a día.

He comprobado que hacer psicoterapia (si se hace bien, claro) mejora el “sistema operativo” de los pacientes debido a la corrección de errores en su programa básico; cuestionamiento de creencias irracionales, identificación y resolución de conflictos no resueltos, eliminación de patrones disfuncionales, etc. Pero también al añadido de comandos que reescriban secciones cognitivas, afectivas, comportamentales y relacionales4 o a la instalación de nuevas herramientas y utilidades -procedan de los diversos modelos de abordaje terapéutico o se diseñen ad hoc entre paciente y terapeuta- que permitan al sujeto un procesamiento más adaptativo de la información  que recibe (imputs y outputs) y un rendimiento más eficaz en la implementación de sus recursos.

Llegados a este punto no puedo dejar de mencionar las bondades que, de la mano del modelo sistémico, supuso la aplicación de las teorías cibernéticas5 en psicoterapia.

Quiero finalizar este escrito volviendo a una metáfora anterior. Para intentar explicar a mis pacientes lo que es la consciencia y lo que es lo involuntario pero no inconsciente, les hablo de las diversas ventanas que tenemos abiertas en la pantalla de nuestro ordenador personal. Y de los ficheros con sus respectivas carpetas y subcarpetas que contiene nuestro disco duro. Si mantuviésemos abiertos demasiados archivos a la vez (por ansiedad, obsesividad, autoexigencia, etc.), la pantalla se colapsaría con un exceso de información inasumible por el usuario, al igual que sucede con nuestra mente, que necesita que el número de ficheros activos sea limitado para concentrarse en los mismos.

Por otra parte, aunque cualquier persona tiene una idea más o menos aproximada sobre qué información contienen los archivos no abiertos o no activos en el momento que usa su pc, salvo que sea superdotada no conocerá absolutamente todos y cada uno de los ficheros y carpetas que alberga el disco duro del dispositivo. Extrapolando estas circunstancias al dominio mental, cuántas sorpresas agradables y desagradables se experimentan cuando, brujuleando por las entrañas de nuestra computadora psíquica, encontramos ficheros cuya carga afectiva asociada es significativa pero nos habíamos olvidado de su existencia.

En resumen, el complejo mundo de la informática y de la tecnología que le es propia nos suministra un ámbito para construir metáforas que, sobre todo los pacientes más jóvenes, agradecen. Y más aún si utilizamos los dispositivos móviles como referentes de la mencionada estrategia psicoterapéutica.

Autor: Leandro Palacios Ajuria, Psicólogo Clínico

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Notas a pie de página

1 Pido perdón a los puristas de la informática por los gazapos e incorrecciones que seguro contendrá este texto.

2 El primer registro que se conoce del término en inglés “personal computer” es el aparecido en 1964 en la revista New Scientist, en una serie de artículos llamados «El mundo en 1984». En un artículo titulado «The Banishment of Paper Work», Arthur L. Samuel, del Centro de Investigación Watson de IBM escribió: «Aunque será completamente posible obtener una educación en casa, a través del propio computador personal, la naturaleza humana no habrá cambiado, y todavía habrá necesidad de escuelas con laboratorios, aulas y profesores que motiven a los alumnos» (fuente: Wikipedia).

3 Con la necesaria utilización de las mascarillas en consulta, pacientes y terapeutas han perdido una fuente de información que resulta crucial en psicoterapia.

4 Para la terapia narrativa, los seres humanos confeccionamos un relato que explica los sucesos que vivimos y les otorga sentido. La forma en que lo hacemos influye no sólo en cómo los experimentamos (modos narrativos adaptativos vs. desadaptativos) sino en cómo continuaremos escribiéndolo. Y tales relatos se pueden modificar.

5 En 1947 Norbert Wiener propone el nombre de cibernética, derivado de una palabra griega que puede traducirse como piloto, timonel o regulador, para nombrar la ciencia que se ocupa de los sistemas de control y de comunicación en las personas y en las máquinas, estudiando y aprovechando todos sus aspectos y mecanismos comunes.